Por Clara Petit.
La entrada de esta semana no iba a ser esta.
Era sobre un tema diferente, que las circunstancias "especiales" de este año han hecho que se aplace, así que tendrás que esperar unos meses hasta que salga ese post.
Sólo te diré que era un tema colorido y lleno de sabor, vamos, como somos en Caribe FM. Si te vas al fondo de esta página y rellenas el formulario de suscripción, te llegará un aviso de todo lo que se publique, haya o no situaciones "especiales". Así, cuando salga el post aplazado tendrás el aviso en tu correo electrónico.
A pesar de las circunstancias, esta entrada está escrita con el mismo cariño.
Te voy a proponer un plan para hacer cerca de Stuttgart un día cualquiera de este mes de diciembre, con el que disfrutar del paisaje alemán y entrar en calor con una merecida recompensa final (¡eh, no te vayas directamente al final del post!).
Los helados Bärensee, Neue See y Pfaffensee
Muy cerca de la ciudad de Stuttgart pero lo bastante lejos como para disfrutar del silencio y de la nieve de este diciembre, están los lagos Bärensee, Neue See y Pfaffensee. Uno a continuación del otro, con caminos que los bordean y por los que caminar con facilidad, este plan es apto para todas las edades.
Desde aquí te proponemos dos rutas distintas, una corta y otra larga. Puedes hacer una excursión de un par de horas recorriendo los tres lagos, o acortarla visitando el que está más al norte, el de Bärensee.
Dar la vuelta caminando a Bärensee es un paseo corto de casi media hora, que en invierno es bastante llevadero si no eres muy amigo del frío. Cuando te encuentres en la orilla este de Bärensee, no olvides subir hasta llegar a Bärenschlössle, una casa de campo de la realeza cuya escalera está custodiada por dos osos. Este pequeño palacio ha sido reconstruido varias veces hasta convertirse hoy en día en un restaurante.
Bärensee y al fondo un blanco Bärenschlössle. Imagen de Stuttgarter Nachrichten
¿Cómo llegar?
Toma el S-Bahn S2 o S3 en la estación central de Stuttgart y bájate en la parada Universität de Vaihingen. Allí deberás tomar el autobús 92 hasta llegar a la parada Schattengrund, que está a escasos 500 metros de Bärensee. Una vez allí puedes hacer la excursión larga por este lago o llegar caminando hasta Neue See y Pfaffensee.
Sea cual sea tu opción, aprovecha los días de nieve de este mes y date una vuelta por estos lagos de Stuttgart a contemplar el tranquilo paisaje del agua helada a un lado y el bosque cubierto de nieve al otro.
De vuelta a casa por Rotwildpark
Si te has quedado con más ganas de pasear tras la caminata por los lagos Bärensee, Neue See y Pfaffensee, haz tu regreso a casa a través de los senderos de Rotwildpark. Este parque une la zona de los lagos con Botnang, desde donde podrás tomar el transporte público que te lleva de vuelta hasta casa.
Cálzate unas botas y lánzate a caminar, tienes casi una hora de camino para disfrutar del nevado bosque hasta llegar a la parada Botnang y allí toma el U2 o el U29 en dirección al centro de Stuttgart.
Consejo: en el parque hay varios senderos, aunque normalmente hay indicaciones claras sobre el camino a seguir, te recomendamos llevar un teléfono contigo para guiarte.
Peli, manta y un Feuerzangenbowle
Después del frío te mereces una buena taza caliente.
Como estamos en diciembre y esto es Alemania, la recompensa no podía ser otra que un humeante Feuerzangenbowle con el que entrar en calor después del día que llevas.
El Feuerzangenbowle es una bebida navideña típica de Alemania, muy parecida al Glühwein pero más dulce y con más contenido en alcohol. La base del Feuerzangenbowle es igual, vino con especias, la diferencia está en una especie de cono de azúcar al que se le echa por encima un chorro de ron antes de quemarlo.
Es muy fácil de preparar. Con 1,5 litros de vino tinto, 1/2 litro de zumo de naranja, una naranja y un limón cortados en rodajas, 1 cucharadita de jengibre, otra de nuez moscada, 2 ramas de canela, y un par de clavos tienes todo lo necesario para preparar un rico Feuerzangenbowle en casa.
Calienta la mezcla sin que llegue a hervir y sírvela en las tazas especiales para el Feuerzangenbowle. Ya sólo te queda colocar el cono de azúcar en la parte metálica de la taza, cubrirlo con un chorrito de ron y prenderlo con un encendedor. Es todo un espectáculo ver como el azúcar arde y se derrite mientras cae al vino caliente de la taza.
Feuerzangenbowle y manta, el plan perfecto. Imagen de männersache.de
Espero que el día no haya sido demasiado cansado y, sobre todo, que haya merecido esperar al final del post para tener la merecida recompensa.
Anímate a descubrir estos rincones de Stuttgart que tienes a un paso del centro, las excursiones de un día son la excusa perfecta para hacer algo diferente sin tener que planear.
¡Qué disfrutes de este diciembre, de la tranquilidad, de la nieve y de tu Feuerzangenbowle!
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