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Reflexiones: Emociones #002

Actualizado: 26 nov 2020


Yo como gestor de mis Emociones

Por la psicóloga Alejandra Pesina Mercado

“Las emociones son los colores primos con los que pintamos la paleta de la vida”

Debemos de partir que las emociones cumplen funciones importantes en la vida, todas son básicas y universales, solo que se expresan diferentes de acuerdo a la cultura y al sexo.

Las emociones son energía y como tal, hay que dejarlas fluir, la única emoción negativa es aquella que es reprimida. Las personas que tienen problemas personales y que no hablan de ello, tienen mas posibilidad de enfermar, en promedio van 40% más al doctor que las personas que expresan y confrontan sus problemas.

Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución.

Paul Ekman, (piscólogo estadounidense, pionero en el estudio de las emociones y su expresión facial, ha sido considerado uno de los cien psicólogos más destacados del siglo XX) , encontró que las expresiones faciales de las seis emociones básicas (1972) no son determinadas culturalmente, sino que son universales y tienen, por consiguiente, un origen biológico; de tal forma, que cada una de ellas es posible identificarla a través de señales fisiológicas y acontecimientos que preceden la aparición de ellas.

6 Emociones básicas de acuerdo a Paul Ekman:

Miedo: Es una respuesta de escape ante aquello que amenaza la supervivencia y el bienestar. Se acompaña de aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria.

Enojo: Se experimenta esta emoción ante situaciones que generan frustración y molestia. Se acompaña de tensión y respuestas agresivas. Existe alta presión arterial y trastornos gástricos entre otros.

Alegría: Agrupa una serie de sentimientos agradables, como placer, felicidad y euforia. Se presenta aumento de la endorfina y dopamina en el cerebro.

Asco: Sensación de repulsión o rechazo ante ciertos estímulos desagradables por alguno de los sentidos. Se presentan molestias intestinales, tensión muscular y aumento de la frecuencia cardíaca.

Sorpresa: Se presenta cuando aparecen situaciones imprevistas, extrañas o novedosas, existe incertidumbre, aumento del tono muscular, y de la amplitud respiratoria.

Tristeza: Decaimiento del estado anímico, produce efectos en la disminución de la actividad cognitiva y conductual.

En 1990, se ampliaron la lista de las emociones y se incluyó un rango mas extenso de ellas.

Las emociones nos atraviesan los primeros años de vida y nos definen como persona.

La ciencia corrobora que la gestión de las emociones básicas debería de preceder a la enseñanza de valores y de los contenidos académicos.

Confucio decía “ El que no sabe gobernarse así mismo, le resultará imposible ordenar la conducta de los demás”.

La teoría de la inteligencia emocional del psicólogo Daniel Goleman ( best-seller internacional de su libro: Inteligencia Emocional 1995) afirma que se requiere algo más allá del intelecto para que nos "vaya bien en la vida" y que la Inteligencia Emocional es la clave del éxito personal.

Definimos la Inteligencia Emocional como la capacidad de entender las emociones ajenas, comprender las nuestras propias y gestionar nuestros estados sentimentales.

Cualidades como la empatía, el control emocional, la motivación o las habilidades sociales forman parte de un espectro de capacidades comprendidas dentro del nicho de la Inteligencia Emocional.

Lo anterior nos da la posibilidad de gestionar nuestras propias emociones, como capitanes de nuestros propios barcos y no como simples barcos a la deriva.

La inteligencia emocional nos da la oportunidad de hacer todo de manera coherente: emoción, instinto y pensamiento racional.

Es importante tener claro que nuestro cerebro está preparado para la supervivencia y no para la felicidad, de tal forma que debemos de trabajar de manera consciente y repetitiva para generar este cambio en los pensamientos fundamentales de la estructura física del cerebral ( plasticidad cerebral), de tal forma, ahora sabemos que lo que pensamos y como nos comportamos, cambia el cerebro.

En un estudio realizado, se entrenó el cerebro durante 30 minutos al día en altruismo y cooperación (durante un lapso de 2 semanas), y al término del mismo se concluyó: que es posible cambiar la red neurológica del cerebro.

Pero, ¿cómo gestionar el control de emociones? Aquí algunas sugerencias prácticas:

1.- Estar en el aquí y en el ahora.

2.- Estar en contacto con nuestras emociones, conocerlas e identificarlas. El cerebro tarda 90 segundos en entrar en un bucle negativo, por lo cual debemos de vigilar y controlarlo para que se cambie el pensamiento, reconociendo cómo me estoy sintiendo y tenerlo presente.

3.- Recordar que el cerebro busca lo negativo y se debe de entrenar para que se fije lo positivo. Hay que aprender a buscar la belleza y el consuelo en lo que nos rodea. Durante 21 días, cada noche pensar en 5 cosas positivas antes de dormir.

4.- Hacer meditación. La habilidad de hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto aprendizaje en la vida diaria (Daniel Goleman).

5.- Grabarse y escucharse posteriormente.

6.- Escribir y plasmar mis emociones diarias en un diario.

7.- Cuando identifico que me encuentro triste, activamente busco en el baúl de los recuerdos de vida 10 cosas bonitas y me lleno de ellas.

Para ser buenos navegantes emocionales, es preciso aprender a expresar el amor hacia los demás de forma explícita.

“Hay que tener el valor de llenarnos de emociones, sentirlas, expresarlas, vivirlas, porque son los colores primos con los que pintamos la paleta de la vida, pero siempre desde el control para gestionar bienestar y evitar el caos”

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